Hace unas semanas, aparecieron en una editorial de El País, unos datos dignos de una reflexión, pero que no han tenido eco suficiente.
Según en “nada izquierdista Foro Económico Mundial”:
el 1 por ciento de la población de la tierra ahora ya 7.000 millones- posee la mitad de la riqueza de toda la humanidad..
Se podría pensar que los 70 millones de afortunados, son como el Rey Midas, que convertía en oro todo lo que tocaba, pero no es el caso, ni tampoco que sean unas superestrellas de actividad creadora. Lo que si dominan –dicho a “la pata a la llana”- es el apoderarse de la riqueza que proporciona el trabajo ajeno. Esa es la esencia, del sistema económico –capitalista- en el que vivimos.
Con el paso de pocos años, se ha producido una mayor diferencia en la riqueza, entre los más ricos –que han disminuido en número- y los más pobres –que han aumentado-. Esta tendencia se mantiene y acentúa. Al propio tiempo, disminuye la riqueza producida por habitante, por lo tanto, el sistema conduce a una depauperación progresiva de la humanidad. Este hecho muy grave y doloroso, se nos escapa en nuestro diario vivir.
La mitad de la población terrestre -3.500 millones de habitantes- posee el 1 por ciento de la riqueza de la humanidad.
Dentro de ellos, 1.200 millones, viven en la pobreza y subalimentación, cuando, en el mundo, se producen alimentos más que suficientes, para colmar sus necesidades. Un dato más: en África, muere un niño cada 3 segundos, hace un año morían, cada 4 segundos.
La causa de toda esta situación, es que el sistema busca la obtención de la máxima ganancia por los medios que sean: para enriquecerse. todo vale. Y en esta dinámica, utilizando la mal llamada ingeniería financiera, es mucho más rentable, pero mucho más, invertir en especulaciones financieras, además fáciles de alcanzar con la movilidad sin barreras, del capital, que invertir en crear fuentes de trabajo y riqueza. Pero esta dinámica, como hemos señalado más arriba, es “pan para hoy, y hambre para mañana”. Actualmente, el desarrollo del sistema capitalista, es incapaz de satisfacer las necesidades, incluso las más vitales, requeridas para el desarrollo de la humanidad, si bien, existen recursos más que suficientes para ello. En el marco de este articulillo no me puedo extender en dar datos, pero los datos están, debieran ser del dominio público, pero su divulgación no interesa al 1 por ciento de “riquillos” y acólitos. Por eso, todos los datos incontrovertibles, se deben divulgar, en forma razonada y comprensible.
Si quiero retener que la actividad humana, hoy por hoy, crea y puede crear, suficiente riqueza, como para que todo el mundo pudiera trabajar, y hacer del globo terráqueo, un lugar de desarrollo, cultura y bienestar. Para ello es necesario hacer cambios en el sistema, que frene el desarrollo del capital financiero improductivo y especulador. Que una empresa tenga beneficios, es plausible y deseable. Lo que hay que saber, qué se hace con los beneficios. Nunca invertirlos en la especulación financiera.
Los bancos juegan un papel muy singular en la economía. Todo el dinero que se mueve, pasa por sus arcas. Han sobrepasado y con mucho, el papel de los usureros. La extensión de su clientela, la utilizan como coraza protectora de sus arbitrariedades y opacidad. Un ejemplo descarado, es la creación de los “paraísos fiscales”, son una violación descarada, de la mínima noción de ética y de respeto a las leyes a las que todos estamos sometidos. Hoy, el llamado capital financiero, que se cobija en esos paraísos, es el que dicta
las leyes en el mundo económico y político. Los llamados mercados son un ejemplo de ello. Vivimos inmersos en un mundo de especulación y chantaje contable –agencias de ratings, bolsas, diferencial de deuda, mercados etc.- que impide el progreso y el bienestar en el mundo, especialmente en Europa.
La situación exige que se controle el capital financiero, que se controle u libre circulación y se invierta en fuentes de trabajo y riqueza. La situación requiere que se implanten las tasas necesarias a la circulación del capital, por ejemplo la tasa Toby, que daría recursos suficientes, para sacar de la pobreza a los millones de personas que hemos mencionado.
Los gobiernos tienen que actuar, saliendo del dogmatismo contable que les inspira.
Es previsible, que de no ser así, el sentimiento de injusticia lleve a enfrentamientos sociales, de creciente gravedad que paralicen la vida real de las economías, especialmente en Europa y ponga en entredicho la
existencia de la UE. Tampoco podemos olvidar, que existen almacenes de armas nucleares y biológicas, que de caer algunas en manos de grupos desesperados, sin ver futuro, podrían arriesgarse a utilizarlas. Hoy el
autosacrificio es corriente.
Alguien dijo que cuando la idea se hace conciencia de las gentes, se transforma en acción. La historia de la humanidad nos lo confirma. La idea de hoy sería que el 1 por ciento de riquillos, está entorpeciendo el progreso de la humanidad y que se requiere un reparto más justo de la riqueza. Esta misma idea ha inspirado hitos históricos, sin que se consiga cumplir. De todos depende que se encuentre un el camino.
El día 13 de enero, nació Micaela en el Distrito Federal de México. Como ella millones de niños asomaron a la vida. Me pregunto, si Micaela hubiera sido consciente del mundo a que llegaba, ¿lo hubiera hecho?
Quizá su generación tenga la fortuna de encontrar los caminos de un reparto de la riqueza, para el progreso de la humanidad.
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