jueves, 16 de febrero de 2012

A HACER PUÑETAS.


La sentencia del Tribunal Supremo contra el juez Garzón y su consecuencia: la expulsión del juez  de la Judicatura, es un golpe contra el progreso y la democracia.  Me ha llenado de un sentimiento de profunda injusticia e irritación. La sentencia es una prueba  más de que queda pendiente una de las tareas que no se han hecho  después de la transición y es que aires democráticos purifiquen  la justicia en España, liquidando el pasado franquista. No lo  olvidemos que esa tarea, ha quedado pendiente.

Tanto la sentencia, como  las otras causas contra Garzón, persiguen el fin que –que creo dijo González Pons después de la destitución del ministro de Justicia: ahora nos falta el segundo, refiriéndose al juez  Garzón.  Quizá Trillo nos pueda aclarar algo más sobre este mafioso propósito, porque Trillo –el héroe de Perejil- no toleró que el “caso Gurtel” -encabezados por los amigos de Aznar, organizadores de la boda del Escorial-, se hubiera destapado y se iniciaba su instrucción. Y justamente quien lo destapó fue el juez Garzón. Había que “cargárselo”. Garzón  había pasado la raya roja.

No analizaré la sentencia. La he leído. Sí afirmo que es insólita e injusta y de una crueldad vengativa ejemplar. Es una venganza por todas las causas en defensa de los derechos humanos –en suma de la justicia- abiertas por Garzón.

La sentencia es “muy útil y hábil”. Favorece a  los que quieren que no se llegue hasta el esclarecimiento total del caso Gurtel o casos similares, porque es una rigurosa advertencia a los jueces que instruyen estos casos, en los que está involucrado el PP y algunos de sus  “peces gordos”. ¡Ojo! -les dicen los magistrados con esa sentencia- , que si se  les acusan de prevaricación, aunque sea totalmente falso, aquí estamos nosotros para convalidarla y aténganse ustedes a las consecuencias. La sentencia sale en momento oportuno,  porque la investigación se ha extendido a León y hay más políticos, pedes gordos, del PP involucrados. ¿Tenía prevista Trillo esta programación tan “anillo al dedo”?. Porque no deja de ser muy sospechosa la vertiginosa tramitación de las causas al juez Garzón, en el Supremo, cuando aquí los expedientes, como es sabido, duermen “el sueño de los justos”.

La sentencia me recueda, a la incertidumbre que sembraban entre los presos,    los funcionarios que leían la lista de los que iban a ser fusilados, pronunciando  solamente el nombre sin el apellido, creando  incertidumbre entre  los que se llamaban igual que al designado para el fusilamiento. La incertidumbre hará mella en los jueces instructores, de casos de corrupción, similares al caso Gurtel. ¿ Es esa la justicia que con la sentencia dictada contra el que fue juez  Garzón quieren implantar los togados del Supremo?. ¿Se lo tenemos que agradecer al maniobrero Trillo?.

Los togados del Supremo, adornan sus bocamangas con unos complicados encajes. Se llaman “puñetas”. Creo que para bien de la Justicia española, magistrados como los que han dictado la sentencia que comento,  y antes de sentarse en las poltronas de las salas y disfrutar de elevados sueldos, privilegios y automóviles que pagamos todos, se les debiera enviar… a hacer puñetas. La Justicias española ganaría –y lo necesita- en ser más justa y en prestigio, tanto nacional como internacional.

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